EL CAMINO DE LA GUERRERA
La cineasta Eugenia Llaguno tomó el camino difícil, pero hoy sabe que fue el correcto y la prueba de eso es Un mundo raro, su cortometraje más reciente, que está arrasando en los festivales de cine y se llevó recientemente una Diosa de Plata. En esta entrevista, la directora y actriz nos cuenta de su corto y de cómo tomó la decisión de ser hoy quien es.
Por Alberto Rojas Eguiluz
Fotos Cortesía Eugenia Llaguno
Al igual que otras directoras, como Tatiana Huezo y Fernanda Valadez, Eugenia Llaguno es una de las cineastas que ha puesto el nombre de México en alto en el extranjero. Hace ocho años ganó el premio a Mejor Cortometraje en el Marbella International Film Fest por "Plato para dos", y el año pasado se llevó el galardón a Mejor Cortometraje Compasivo en el Impact Short Film Festival por su corto "Suéteres".
Su más reciente trabajo, el cortometraje Un mundo raro, ha sido seleccionado para competir en 16 festivales, incluyendo el Festival Internacional de Cine de Moscú y el Festival de Cine Internacional Latino de Los Ángeles, además de que se llevó hace unos meses la Diosa de Plata.
Eugenia nos platica de dónde salió la idea de este corto que ha cautivado al público en los festivales en donde se ha parado.
¿De dónde salió la idea de hacer Un mundo raro?
De una meditación (risas), de repente me salió la imagen de un señor en una cantina tratando de suicidarse con una taza de café, esa inquietud por saber qué le pasa a una persona que intenta morir me trastornó. Otro día, caminando en el Centro de Ciudad de México, muy cerca de La Lagunilla, vi a una chavita como de 13 años empezando el día, eran como las 4 de la tarde, eso fue muy fuerte, ¿qué tiene que pasar en la vida de una mujer de esa edad para prostituirse, y qué pasa en la vida de un hombre para querer perder la vida? Fue un hilo de cosas que fui armando para poner juntas una historia de amor de una mujer, como es Amira, que no conoce el amor y que una noche siente compasión por un hombre que quiere morir y ahí descubre el amor.
¿Qué retos tuviste en este documental?
El primer reto era contar esta historia siendo mujer y sin el cliché del cine, que pinta a las prostitutas malhabladas y desnudas casi todo el tiempo. Yo quise hacerlo desde una forma bella y humana, no era poner un desnudo por ponerlo, sino hablar de la necesidad humana; podía ser una prostituta de la Merced o de un barrio de Berlín, pero el chiste era hablar con mucho respeto y mucho amor. También fue así con los suicidas. Nadie va a entender a uno más que aquellos que han intentado suicidarse, eso es lo que le pasó a Samira, por eso cuando ve al hombre se identifica.
¿Por qué las mujeres en el cine mexicano tienen una voz más fuerte hoy que hace 20 años para acá?
Hemos tenido a nuestras pioneras que se las vieron muy difícil, ellas nos abrieron el camino, pero también estuvo lo de Me Too, con eso las mujeres rompimos muchos tabúes y hablamos de lo que sentimos sin miedo, eso es lo que nos ha animado, era una necesidad social que saliéramos a hablar de lo que sentimos, eso es el cine y eso es el arte, no importa si eres hombre o mujer, vamos a salir a contar historias, de eso se enriquece el mundo, de la diversidad y la pluralidad, de ese crisol sale para el mundo porque el arte es disruptivo. Cambió todo, las condiciones laborales están cambiando, el acoso sexual en las oficinas está siendo más señalado, todavía falta mucho, pero también hay que abrazar la parte masculina, tenemos que encontrar el equilibrio porque el hombre también tiene su lugar, es poco a poco lo vamos a ir encontrando.
Ya estás comenzando a trabajar en tu primer largometraje, ¿de qué va a tratar?
Es una adaptación de una obra de teatro que actué y produje, nos fue muy bien, tuvimos cuatro temporadas, y buscando una idea que producir, el fotógrafo de mi primer cortometraje me empujó a dirigirla, dije que sí pero la tenía que escribir yo, ya había trabajado con otros guionistas, pero no tocaban la médula de lo que yo quería hablar, estoy reescribiendo algunas cosas de personajes, acabando me lanzo al mundo a esta maravillosa aventura. El enfoque que le estoy dando es una búsqueda de amor, de fidelidad pero para encontrarla hacia uno mismo y de conquista de sueños.
Tú actúas, ¿qué tan importante es que un director esté enganchado a otra forma de arte más allá de la dirección?
Es fundamental que un director haya actuado por lo menos una vez en su vida, actuar como directora me permite conocer el camino por el que va a andar el actor, conozco los procesos, la lucha interna, los actores son completamente vulnerables, pero eso es lo que les permite crear a otro nivel, para mí, ser actriz cuando estoy dirigiendo, me permite cuidarlos muchísimo y ayudarlos a encontrar su máximo potencial creativo porque sé de lo que se trata y de lo que son capaces, no podría dirigir actores si no soy actriz.
¿Cómo te diste cuenta que tenías la sensibilidad para dedicarte al arte?
Me pasó lo que a muchas personas, por eso el largometraje habla de eso. En este afán de escuchar y complacer las voces de mis padres, abuelos y tíos, que me decían que me iba a morir de hambre; dejé a un lado esta inquietud y me puse a estudiar algo que me diera para la vida. Cineasta es mi segunda carrera, me dediqué a una cosa diferente hasta que un día hubo un quiebre en mí. Estaba en una consultoría y vi, por la ventana de mi escritorio, a mucha gente caminando a la luz del sol sin tener que checar tarjeta, y me dije: yo quiero esa vida. Fui a ver una obra de teatro y esa actriz estaba dando un taller de actuación, renuncié a mi trabajo y comencé a explorar, a escribir, me lancé al vacío. Los astros se alinearon desde ese día y no lo he dejado. No es fácil ser actriz ni cineasta; el camino del artista, sobre todo el de la cineasta, requiere ser una guerrera.
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