9 Pasos para Dejar de Pensar… y Empezar a Actuar.

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Por: Rodrigo Vázquez Gutiérrez

Ilustraciones: Rodrigo Vázquez Gutiérrez

Organizar un viaje a Egipto con mis hijos, papás y hermanos… Tomar un curso de astrología… Escribir un libro… Retomar el ejercicio 3 veces por semana… Acomodar mi escritorio… Hacerme los estudios que me solicitó el doctor… Ir a un mundial… Aprender a tocar la batería… Hacer el camino de Santiago… Ir a un safari en África… O dar una conferencia sobre mi especialidad…

¿Entre tus planes se encuentra algo remotamente parecido a esto? Para la gran mayoría de las personas la respuesta sería “sí”. Muchos tenemos este tipo de proyectos o sueños y frecuentemente los conseguimos. Sin embargo, hay ocasiones en las que no es así. A veces estos se quedan en nuestros pensamientos y nunca llegan a materializarse.

¿Pero qué sucede durante el tiempo que transcurre entre el pensar en hacer algo y realmente llevarlo a cabo? ¿Qué ocurre en todas esas ocasiones en las que hicimos planes con la familia, amigos o con nosotros mismos y luego no hicimos nada al respecto? ¿Qué se metió en medio desde aquella noche estrellada en el campo justo cuando decidiste que querías llevar a cabo un proyecto y diseñaste mentalmente un plan, pensaste en lo que necesitarías hacer para lograrlo, anticipaste los retos a los que te enfrentarías y luego simplemente no pasó nada?

Lo que sucedió es que, simple y llanamente, te faltó tomar acción… Es decir, hacer lo que tenías que hacer para que eso que imaginaste o te propusiste realmente se materializara.

Y esto les pasa a muchas personas; sueñan con hacer o lograr algo que al final se queda en eso: en un simple sueño…

Pero que esto ocurra no es motivo para que te castigues, ni mucho menos te golpees como “Dobby” el elfo doméstico de Harry Potter, ni que tampoco sientas que no eres capaz de dar seguimiento y completar tus proyectos o te eches en cara que “si no puedes ni hacer una cita con el doctor, cómo va a ser posible que logres cosas realmente importantes”. Te aseguro que en tu vida hay sobrada evidencia de que esto no es ni remotamente así; lo único que falta es que estés orientado a tomar acción.

Pero identifiquemos primero las causas por las cuales a las personas les cuesta trabajo tomar acción:

1. La primera causa es el MIEDO; miedo a hacerse responsable de las propias decisiones y sus consecuencias, a que las cosas no salgan perfectas, a decepcionar a los demás, a hacer el ridículo, a perder tiempo, derrochar dinero, a fracasar, al “qué dirán” o a hacer un esfuerzo que al final no haya valido la pena.

2. La segunda es la tendencia a la SOBRE PLANIFICACIÓN. Son aquellos momentos en los que piensas y piensas en un sinfín de cosas como por ejemplo cuál sería la mejor manera de hacerlo, los recursos que necesitarías, las personas a quién deberías involucrar; analizar cuál sería el mejor momento para llevarlo a cabo y muchas otras cosas, pero al final no haces nada. Y si bien es cierto que la planificación es una parte fundamental, planificar durante más tiempo del necesario resulta contraproducente.

3. PENSAMIENTOS NEGATIVOS. En lugar de ocupar tu tiempo y tu mente en enfocarte en todo lo positivo y los muchos beneficios que podrías obtener al llevarlo a cabo, te orientas en pensar en las mil y una razones por las que podría salir mal; crees que no estás “preparado”, sientes que no eres capaz de lograrlo, que no tienes los conocimientos o la experiencia para hacerlo funcionar o asumes que no te será posible completar todo lo que te falta.

4. ESPERAR EL “MOMENTO PERFECTO”. La verdad es que rara vez hay un momento ideal para hacer las cosas, ya que, “si le buscas”, siempre encontrarás mil justificaciones para creer que no es un buen momento. Sólo piensa que hay quienes pasan toda la vida esperando el momento perfecto el cual, lógicamente, nunca llega…

5. Tener la falsa CREENCIA DE QUE NECESITA OCURRIR ALGO ANTES: primero viajo y luego me caso. Gano mucho dinero y después tengo hijos. Primero adquiero experiencia y más adelante pongo mi propio negocio. Actualizo mi currículum y luego busco trabajo. ¿Te ha pasado?

6. Es más cómodo SEGUIR EN LA ZONA DE CONFORT. Este es “un clásico”, ya que es mucho más placentero y fácil permanecer en el que consideras es un “lugar seguro” en donde ya sabes lo que va a pasar y los beneficios y las consecuencias de permanecer ahí, antes que “salir al mundo” a experimentar el posible fracaso o el rotundo éxito. Pero, ante la duda, mejor quedarte donde estás, ¿no? “No vaya a ser…”

¡Pero lo mejor siempre está por venir! Una vez que te has dado cuenta de algunas de las causas por las que te cuesta trabajo tomar acción, va siendo hora de conocer los pasos para hacerlo y empezar a lograr cosas.

Aquí te van:

1. Date cuenta del IMPACTO QUE TIENE EL TOMAR ACCIÓN en tus resultados. El mundo pertenece a las personas que hacen algo a diferencia de aquellos que solo desean, esperan y planean. Si quieres lograr cosas tienes que empezar a hacer cosas.

2. Simple y sencillamente, LÁNZATE. Así como se escucha. Hazlo sin ninguna garantía de cuál será el resultado. La diferencia entre el éxito y el fracaso está en lanzarte, superar el miedo, correr el riesgo y aventurarte a tener un resultado extraordinario. Suena tentador, ¿no lo crees?

3. Da un “SALTO DE FE”. Es mucho más provechoso aventurarse y creer que las cosas van a suceder como las tienes planeadas que suponer algo distinto. Y además cuesta el mismo trabajo creer una cosa o la otra.

4. INTENTA MÁS. Prueba otras cosas, empieza antes, termina después, trabaja más duro o de manera diferente. Las probabilidades dictan que entre más cosas intentes, mayores serán tus posibilidades de intentar exactamente aquello que hará toda la diferencia.

5. DESARROLLA LA AUTODISCIPLINA. Es decir; hacer lo que tienes que hacer, cuando lo tienes que hacer, independientemente de si lo quieres hacer o no. Este es el punto en el que se pone a prueba el carácter; justo en el momento en el que haces algo que sabes que tienes que hacer ya sea que quieras hacerlo o no.

6. AUTOEVALÚATE. Sé objetivo, analiza tus fortalezas y debilidades y determina qué necesitas desarrollar para lograr aquello que quieres. También puedes considerar si es algo que podrías delegar o pedir a alguien más que lo haga obteniendo exactamente los resultados que esperas.

7. PLANEA Y PRIORIZA. Para “hacer algo” debes tener claro qué es lo que tienes que hacer. Es conveniente planear cada mes, semana y día por adelantado ya que así evitarás perder tiempo cuando sea el momento de “entrar en acción”. Y considera que lo mejor es enfocarte en lo más difícil justo al iniciar el día.

8. PIENSA Y HÁBLATE DE MANERA POSITIVA. Estudios demuestran que la manera como te hablas a ti mismo determina tus emociones y la forma como te sientes. Si eres consciente de tus pensamientos y de cómo te hablas, ayudarás a tu mente a enfocarse en lo positivo.

9. PREPÁRATE. Todo cuenta. Todo lo que haces te está acercando o alejando de tus objetivos. Nada es neutral. Si estás determinado a tomar acción, la preparación es clave ya que te sentirás más confiado para hacer que las cosas sucedan.

El chiste es comenzar, salir a la cancha, entrar en el juego. Nunca vas a saber cuál sería el resultado si no lo intentas y eso siempre será mejor que ni siquiera haber tratado. Ya habrá tiempo de realizar ajustes, hacerlo mejor y perfeccionarlo entendiendo que es posible que las primeras veces las cosas no salgan de manera perfecta. Y está bien, ¡no pasa nada! Pero ahora es momento de poner el balón en juego y ver qué sucede. Porque, sin duda…

¡LO QUE NO TE PUEDE PASAR, ES QUEDARTE A ESPERAR!

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