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Entre Ofrendas y Catrinas

El día en que la muerte se llena de vida.


Por Lucy Novaro



Se dice que el 1 y 2 de noviembre las almas regresan al mundo tangible para visitar a sus seres amados y deleitarse con aquellas cosas que disfrutaban en vida.




En el Día de Muertos todos los lugares de México se llenan de vida, color, aromas y tradición; y San Miguel de Allende no es la excepción. Para los mexicanos la muerte no es sinónimo de tristeza; sino de recuerdos que van más allá del amor que sentimos por nuestros seres queridos que han partido.


Con el paso de los años esta tradición se fue adaptando hasta convertirse en lo que actualmente conocemos como la festividad de Día de Muertos. El recorrido por esta tradición ancestral comienza el 1 y 2 de noviembre; el “Día de Todos los Santos”.





Día de Muertos en San Miguel de Allende



Ya llegó esa temporada en la que San Miguel de Allende se viste de cempasúchil. Los rincones públicos y privados se adornan de semillas y flores; listos para recibir a aquellos que se han ido. Las tiras de papel picado pintan el cielo de colores y trazan los caminos que seguirán nuestros difuntos de regreso a casa. La ciudad entera se convierte en una ofrenda viva que refleja la cultura, tradiciones y -sobre todo- la alegría que llevamos los mexicanos y mexicanas en nuestros corazones.


El recorrido por esta tradición ancestral se realiza el 1 y 2 de noviembre (“Día de Todos los Santos”). En este día especial se alistan los altares y se colocan las ofrendas en algunos barrios de la ciudad y en la plaza principal, conmemorando a los familiares que han trascendido. Las catrinas y los catrines salen a las calles por la noche, desfilando muy elegantes, bailando y cantando. En las aceras hay artistas que pintan calaveras, y que adornan las ropas con flores y lentejuelas. La muerte llena la ciudad de vida, de arte y de alegría.




Asimismo se puede disfrutar de conciertos musicales y festivales que nos recuerdan el legado indígena de esta celebración. Las familias visitan los panteones y conviven con sus difuntos, les llevan flores y ofrendas. Los rituales personales se complementan con actividades locales que hacen de San Miguel de Allende un lugar único para disfrutar de esta experiencia. Además de ser una tradición cargada de significado, esta festividad ofrece un maravilloso y una presentación de delicias culinarias como el pan de muerto y otros platillos que acompañan la ocasión.



La moda también se hace presente en San Miguel de Allende con el glamour y alegría que acompaña a esta festividad.


En nuestro bello México no sólo la vida es un motivo de celebración, sino también la muerte. Nuestros ancestros consideraban que la muerte era parte de un ciclo y que morir era tan solo el comienzo de un largo camino hacia diferentes lugares. Los teotihuacanos y aztecas honraban a sus seres amados difuntos con fiesta, comida, altares y rituales; todos enfocados a mantener vivos en la memoria colectiva a los que ya habían partido al otro mundo.




Debemos aprender a vivir en el presente, en el aquí y ahora y a no temer a la muerte. Disfrutemos y agradezcamos todo lo que tenemos. Honremos a nuestros antepasados que han trascendido. Cada uno de nosotros tenemos una esencia que debemos honrar; expresar gratitud. A las personas que tienen miedo a morir les puedo decir que más bien le temen a la vida.

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